jueves, 5 de mayo de 2011

Santurbán sin minería y... ¿sin gente

Articulos - Noticia

Autor: Tatiana Rodríguez Maldonado

Lunes 02 de Mayo de 2011 00:00

¿A qué responde la propuesta de declaratoria de parque de la CDMB?

En Cachirí (corregimiento de Suratá, Santander), se realizó un foro público de intercambio de experiencias y un recorrido por el páramo de Santurbán (en la zona de Monsalve) los pasados 14, 15, 16 y 17 de abril. Los campesinos de la zona estaban sumamente complacidos por la visita de otros campesinos, indígenas, afrocolombianos, mujeres y jóvenes de Cauca, Caldas, Antioquia, Tolima y Nariño y Bogotá, y destacaron el valor que tiene para ellos el compartir logros, fracasos, expectativas y miedos frente a las empresas extractivas e incluso frente a las autoridades locales y nacionales, con quienes han enfrentado problemas similares a los suyos.

Esos problemas no son solamente la presencia de gigantes corporativos de la minería, sino que, curiosamente, su principal reto en este momento tiene que ver con las autoridades nacionales y departamentales y las decisiones que éstas toman sin conocer los territorios. Es así como la casi inminente declaración del Parque Natural Regional (PNR) Páramo de Santurbán, en lugar de ser una herramienta de defensa y protección de la región frente a megaproyectos, se está empezando a convertir en un dolor de cabeza y una fuente de incetidumbre para los habitantes de la provincia de Soto Norte.

Los campesinos que viven en el páramo no entienden por qué son otros los que decidirán sobre el uso de su suelo, de sus tierras, de su territorio. Así como en el caso de la imposición de proyectos mineros, con la declaración de Parque Natural también se sienten atropellados, en este caso por la Corporación Autónoma que no les ha brindado la información suficiente ni adecuada sobre los criterios de delimitación de lo que sería el Parque, ni mucho menos sobre las implicaciones que tendría este tipo de declaratoria. Por eso se preguntan si con la creación de esta área protegida quedarían impedidos para continuar cultivando, teniendo ganado o incluso viviendo en la zona delimitada. Para ellos, esta no es una alternativa de desarrollo, sino un factor que mengua aún más las posibilidades de mejorar sus condiciones de vida.

En la misma situación están los pequeños mineros de la zona, quienes reclaman su derecho a continuar con la actividad extractiva y señalan que mientras con la delimitación propuesta por la CDMB, según la conocen, ellos quedarían totalmente excluidos, las grandes empresas como CVS Ventana Gold Corp o la misma GreyStar Resources, no verían afectados sus títulos.

En el fondo, este debate no es solamente por un Parque: tiene que ver con la función real de las áreas protegidas y la ideología que las inspira, pues existe un conservacionismo con raíces casi estéticas que, según Joan Martínez Alier, se da de frente contra el ecologismo de los pobres o ambientalismo popular.

Otra visión sobre el Parque Natural

Si para los campesinos del páramo la declaración de Parque Natural es motivo de miedo y desconfianza, para muchos ambientalistas y ciudadanos se trata de un mecanismo eficaz para evitar de una vez por todas la entrada de la megaminería al páramo. Para muchas personas lo que resulta desconcertante es que la Corporación Autónoma para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, CDMB, solo piense declarar como área protegida 11.000 hectáreas de Santurbán, mientras que según el Atlas de Páramos del Instituto Alexander von Humboldt, el páramo tiene 82.664 hectáreas en total, 21.553 de ellas están directamente en jurisdicción de esa Corporación. Además, toda la denominada Unidad Biogeográfica Santurbán-Almorzadero tiene una extensión de 438.000 hectáreas.

Si es tan grande la voluntad de proteger el páramo con esta figura, ¿entonces porqué hacer un Parque Natural tan pequeño?

Entonces, ¿a quién le sirve una declaración de Parque como esa? Y, ¿porqué tanto afán ahora, después de tantos años de espera en los que diferentes actores denunciaban la falta de voluntad para hacer la declaración de Parque en la jurisdicción de Santander?

Ahora, después de la polémica por el proyecto de megaminería de oro Angostura de GreyStar, y el impulso de parte del gobernador del departamento Horacio Serpa a la declaración de Parque Natural, la decisión de la CDMB parece inamovible. Incluso dice que esta misma semana se hará oficial la declaración del PNR Santurbán, mientras que las comunidades consideran que no se tienen los elementos suficientes para tomar la decisión adecuada, que no se ha contado con la gente directamente afectada y que en el fondo está declaración solamente va a dejar satisfecho a un sector: el de la gran minería.

Una vez declarado un Parque Natural, los defensores del agua y de la vida van a tener muchas más dificultades para exigir la protección de los territorios que hayan quedado por fuera de esa declaración, en tanto los empresarios mineros alegarán que nada adicional es digno de ser conservado, ¡si para eso ya se hizo la declaración!

Es decir, puede delimitarse una zona de manera arbitraria, que no responda a las necesidades reales de los habitantes de Soro Norte ni tampoco a las de protección y defensa del agua en el departamento, pero que sí acabe tomándose como punto único de referencia para establecer en dónde se pueden hacer actividades extractivas y en dónde no. Eso es justamente lo que ocurre con la delimitación de páramos, pues pareciera que lo importante es solamente dónde establecer una línea imaginaria por debajo de la cual no importa lo que ocurra con esos territorios.

Al mismo tiempo, existe el peligro de que el Parque se consolide como un factor de conflicto entre las comunidades urbanas, que en términos generales son más proclives a la declaración (ver recuadro), y las rurales, que no se sienten representadas ni acompañadas por nadie, pero son las que en últimas tienen que afrontar las consecuencias de la minería o de una visión conservacionista a ultranza, que olvida, cuando le conviene, que nuestros suelos no están habitados solamente por árboles y animales, sino también por seres humanos.

Entonces, ¿lo que vale la pena conservar son los "paisajes intocados", los parques como papeles en blanco? ¿Son realmente vírgenes nuestros suelos, o son sus gentes y sus actividades los que también le dan vida y carácter a esas selvas, páramos y bosques que todos llamamos nuestros? ¿Es válido sacar a los habitantes tradicionales y legítimos de nuestros campos y montañas para dedicarlas, por ejemplo, al turismo? ¿No es esto equivalente a sacarlos a nombre del supuesto progreso de los megaproyectos? ¿No terminan obedeciendo a la misma lógica desarrollista?

Esta es la situación en la que se encuentran los habitantes del páramo de Santurbán, en medio de un debate que simplifica la realidad y está dejando por fuera a las personas que tienen el mayor derecho y deber de participar en la toma de decisiones sobre ese territorio. Tanto en el extremo de los empresarios mineros que se disputan la vocación del páramo para destruirlo, como de aquellos que piensan en lo mejor para el ecosistema pero no necesariamente en lo mejor para la gente que hace de él un territorio.

 

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