lunes, 25 de enero de 2016

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Propuestas desde Chingaza, Sumapaz, Guerrero y Cruz Verde

¿Qué quieren los habitantes de páramo?

En el diplomado Páramos y Adaptación al Cambio Climático, organizado por Tropenbos y respaldado por la Universidad Central, se resolvió esta duda. Las conclusiones quedaron recopiladas en siete puntos publicados en el documento “Los páramos y su gente: agenda ciudadana para un territorio posible”.
Por: María Mónica Monsalve S.

¿Qué quieren los habitantes de páramo?El 49 % de los páramos del mundo están en Colombia. / Publicación “Los páramos y su gente: agenda ciudadana para un territorio posible
Desde el 2011, cuando el primer mandato del gobierno Santos afirmó que los páramos del país debían ser delimitados a una escala diez veces más detallada que la anterior, estos ecosistemas empezaron a ganar protagonismo. En la lógica política caló una idea que antes solo abanderaban científicos y ecólogos: los páramos, como sala cunas del agua, debían ser conservados y protegidos para garantizar que el recurso siguiera llegando a las ciudades. Se aceptó que estos territorios son una herramienta fundamental para mitigar los efectos del cambio climático, por lo que, en teoría, debería prohibirse la minería y la agricultura en estos territorios.
Sin embargo, esta perspectiva centrada en lo biológico dejó muchas preguntas en el aire. ¿Qué pasará con los pobladores para quienes el páramo más que un ecosistema es su hogar? Si la mayoría de los proyectos van a estar enfocados en conservar los recursos de los ecosistemas, ¿quién protegerá a quienes los cuidan? ¿Qué alternativas de producción se pueden proponer desde el saber local y cómo se puede incentivar la conservación a través de beneficios monetarios?
Para responder a estas preguntas, Tropenbos Colombia, respaldado por la Universidad Central, desarrolló un diplomado en Páramos y Adaptación al Cambio Climático. Un espacio en donde participaron personas de las veredas de los páramos de Chingaza, Guerrero, Cruz Verde y cerros orientales, profesionales universitarios, líderes campesinos y funcionarios de algunas corporaciones autónomas regionales para crear una agenda ciudadana de cómo deberían gobernarse y gestionarse estos territorios. El diplomado está enmarcado en el proyecto “Comunidades de los páramos: fortaleciendo las capacidades y la coordinación a los efectos del cambio climático”, dirigido por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza - Suramérica y financiado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Finlandia.
“Uno de los temas más recurrentes durante estos talleres fue la inequidad urbana-rural. Por ejemplo, en Fómeque, que garantiza casi el 80 % de agua para Bogotá, porque es el municipio que más área tiene en Chingaza, no tiene agua potable”, explica Diana Duque, coordinadora del proyecto en Colombia. Por esto, partieron de algunos puntos preliminares para definir esta hoja de ruta: el agua es un bien común, por lo que debe existir una articulación entre varios actores locales para gestionarla y un reconocimiento concertado de áreas intocables donde se compense a sus dueños y la concepción de los páramos habitados, donde se entienda que su conservación no deba ir en contravía con la permanencia de sus pobladores.
“Lo central de este diplomado era descifrar cómo las comunidades pueden seguir en los páramos haciendo una gestión sostenible del territorio. Como lograr que las comunidades se incluyan en la construcción de políticas y no solo sean receptoras. En función de esto creamos siete aspectos fundamentales sobre lo que consideramos necesario trabajar”, aclara Duque.
1. Conservación con participación local
Las definiciones del uso del suelo no solo pueden entenderse desde la conservación de la biodiversidad, sino desde la protección a las comunidades que lo habitan, su economía e identidad cultural. Por esto, la Agenda para Páramos propone que los locales puedan participar en proyectos de conservación a través de la compensación.
Además, considera que toda política de Estado que busque delimitar estos territorios debe ir acompañada de un estudio riguroso de posesión de tierras, pues durante el diplomado se encontró que existen muchas titulaciones informales y tradicionales que no se tienen en cuenta, por lo que los habitantes se sienten engañados al no recibir ninguna indemnización. 
Para la gestión y conservación del agua se propone una política de apoyo a los acueductos veredales para aumentar y conservar zonas de reserva. Un compromiso que debe venir de pobladores tanto de partes altas como bajas. 
2. Mecanismos financieros para una gestión del páramo con la gente
Partiendo del hecho de que las comunidades de páramo contribuyen en la conservación de los ecosistemas y recursos hídricos, es fundamental ofrecer incentivos para las familias campesinas que trabajan en estos proyectos, pero que no se basen en modelos de mercantilización del agua, ya que esta es vista como un bien común.
Algunos de los esquemas que se proponen son:
» Fondo especial para financiar mecanismos de conservación a través de contribuciones voluntarias, tasas de compensación y aportes desde el sector privado.
» Compensaciones como disminución del impuesto predial, acceso a la educación superior y vincular a los pobladores directamente a las acciones de conservación de páramo.
» Muchas veces, los pobladores trabajan como jornaleros y por esto sus ingresos se ven afectados cuando las tierras entran en conservación. Por esto, también se debe pensar en una propuesta financiera que apoye a estos campesinos. 
3. Educación para la valoración y uso sostenible
La educación en los páramos tiene el reto de que se trata de una población dispersa, por lo que debe ser flexible en su organización, personalizada y comunitaria. Además, debe estar orientada a integrar los saberes locales que existen en estos territorios, para que los páramos sean hogares sostenibles. Para lograrlo, algunas de las estrategias que se proponen son la Cátedra del Cambio Climático, escuelas de formación política y ciudadana sobre democracia y participación política enfocada en la sustentabilidad y una cátedra nacional en educación socia ambiental para el aprovechamiento de ecosistemas. Además, se propone el desarrollo de una universidad rural y visitas pedagógicas de instituciones educativas al páramo. 
4. Investigación para la toma de decisiones
Para que las decisiones que se tomen alrededor del páramo partan de buena información, la Agenda Ciudadana propone un censo rural agrario con la participación local en su diseño y una investigación con enfoque de producción alternativa.
Con el fin de solucionar las incógnitas respecto a la tenencia de tierras, se necesita una investigación jurídica que permita establecer qué acciones legales son aplicables para minimizar el impacto de las comunidades ante eventuales declaratorias de áreas ecológicas, la revisión de formalización de predios, no limitándose a los títulos de propiedad, y un reconocimiento de los derechos prediales consultando a las comunidades.
5. El gobierno de los páramos 
Debido a que delimitar los páramos y prohibir las actividades mineras y agropecuarias ha generado mucha tensión entre la población y las autoridades ambientales, se deben abrir espacios donde los paramunos locales puedan estar involucradas en la toma de decisiones. La cultura de páramo debe ser reconocida como un patrimonio cultural y los campesinos como sujetos de derechos con participación en las políticas y proyectos que los afectan. Como estrategia fundamental se propone visibilizar el rol de las mujeres, que han tenido una mayor tradición en protección de la biodiversidad, acompañando sus acciones de conservación con financiación, facilitación de créditos y subsidios a las iniciativas productivas. 
Además, se quiere que las industrias extractivas, sin importar si se trata de pequeña minería artesanal o de gran minería industrial multinacional, sean objeto de mayores observaciones y que estén obligadas a invertir parte de sus ganancias en conservación. 
6. Producción sostenible y seguridad alimentaria
Para apoyar formas de producción sustentable, es necesario promover la disminución del uso de agrotóxicos para la producción agrícola, especialmente en el cultivo de la papa. Para lograr alternativas de sistemas agroecológicos en los que se recupere la diversidad, se necesita una mayor asistencia técnica a los productores de páramo y el intercambio de experiencias entre productores, campesinos e instituciones. Con el fin de proteger las semillas nativas se propone blindarlas de las restricciones fitosanitarias a las que son sometidas exclusivamente semillas híbridas o mejoradas y fomentar procesos de formación de campesinos acorde con la realidad y necesidades locales. Además, para garantizar la seguridad alimentaria, es imprescindible recuperar el modelo de mercados campesinos, donde el mayor reto del Estado será incentivarlos y hacerlos parte de sus planes de desarrollo local. 
7. Salud para sus habitantes
Los paramunos, por ser personas que se encuentran apartadas de las cabeceas municipales, no suelen acceder a los servicios de salud. Por esto se propone formar agentes comunitarios en salud preparados para la atención primaria de casos mientras las personas llegan a un centro de atención médica, una estrategia que estaría acompañada de la implementación del modelo de centros rurales dispersos y la adquisición de ambulancias 4x4 que puedan transitar por los caminos difíciles que llevan al páramo. Con el fin de recuperar la tradición cultural, también se deben rescatar los antiguos saberes medicinales.
Enfermedades que afectan a los paramunos 
 »  Enfermedades asociadas a la contaminación atmosférica y el agua.
 »  Enfermedades relacionadas con el uso inadecuado de pesticidas.
 »  Intentos de suicidio
 »  Accidentes asociados a la inestabilidad geológica
 »  Enfermedades infecciosas relacionadas con una baja cobertura de servicios de alcantarillado y acueducto.

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