Por sorpresa tomó a muchos la decisión de la compañía multinacional Greystar Resources LTD. de retirar su proyecto de minería a cielo abierto en una parte del páramo de Santurbán de los municipios santandereanos de Vetas y California.
Y más sorprendidos quedaron algunos cuando la compañía emitió un comunicado en el que aclaraba que su intención no era retirarse totalmente de la zona sino replantear el proyecto, y que en ese contexto consideraría la explotación subterránea de la mina.
Para Elkin Briceño Lara, representante de los ambientalistas ante el consejo directivo de la Cdmb, esta nueva posición de la compañía demuestra una falta de seriedad de la misma, pues ya en varias ocasiones representantes de la Greystar habían declarado que la única forma de explotar la mina era mediante un tajo, es decir a cielo abierto.
En todo caso la empresa ha dicho que conversará con las autoridades para buscar la salvación del proyecto y la manera de diseñarlo de tal forma que vaya de acuerdo con las leyes de este país, para poder generar la riqueza y los empleos que prometen para la región de Soto Norte y explotar una de las reservas de oro y plata más grandes del país.
Según se deduce del comunicado emitido por Greystar, la minería subterránea que buscan generaría menos impacto en el terreno. Lo que ha dicho el Ministro de Minas, hasta ahora, es que el problema radica en que en los ecosistemas de páramo y subpáramo está prohibida la minería.
Los pros y contras de la subterránea
Hay que dejar bien claro que no se conoce aún cómo será el proyecto que presentará Greystar Resources como alternativa a Angostura, pues hace sólo nueve días se anunció el cambio de planes de la empresa.
Lo que sí está más que claro es que la idea inicial es hacer minería subterránea. De hecho la empresa nombró recientemente a un experto en explotación subterránea que hizo carrera en Anglo American, David Heugh, como Director Ejecutivo de Operaciones.
Este método de explotación es el que se viene haciendo en el distrito minero de Vetas y California desde décadas atrás. Se trata de extraer la roca que contiene los minerales ubicados bajo tierra mediante la construcción de túneles, pozos y galerías que permitan comunicar los depósitos subterráneos del mineral con la superficie, para sacar el material y posteriormente procesarlo.
Frente a la minería de cielo abierto, hacer una mina subterránea resulta por lo general más costoso y representa también más riesgo para los empleados. Sin embargo, por lo general este método presenta menos riesgo para el medio ambiente que la minería por tajos.
De este método hay muchos casos exitosos, de hecho la mayoría de las minas que se explotan en el mundo se hacen a cielo abierto, Chile y Sudáfrica son ejemplos en este tipo de explotación.
Pero también hay casos lamentables en los que los socavones o túneles han producido hundimientos en grandes extensiones de tierra, como en el cerro Potosí, en Bolivia, que fue declarado patrimonio de la humanidad y que hoy en día se está hundiendo poco a poco por los más de 500 socavones de los que se extrae plata que han perforado cooperativas.
Grandes cantidades
“La minería subterránea puede ser pequeña, mediana o grande; de ahí que los riesgos e impactos dependen de la magnitud y también por supuesto de la tecnología usada”, señala Jairo Puente Brugés, decano de la Facultad de Química Ambiental de la Universidad Santo Tomás.
La mayoría de las minas subterráneas que hay en Colombia son a pequeña escala. Pero, teniendo en cuenta la magnitud de las reservas de Angostura desde el punto de vista minero se debería pensar en una extracción a gran escala.
En este caso se requerirían grandes excavaciones subterráneas que obligarían el tráfico constante por los túneles de camiones de entre 30 y 80 toneladas.
Por las altas inversiones que se requieren para realizar la infraestructura para gran minería subterránea es necesario remover grandes toneladas de material por día. En el caso de las grandes mineras chilenas se habla incluso de 100 mil toneladas por día de material extraído, con el proyecto Angostura, a cielo abierto, se pretendía extraer 70 mil toneladas por día.
Se estima también que para abrir una mina a gran escala, con el método subterráneo, se podría requerir una inversión inicial de US$2 mil millones, como piso.
La ventaja de este método de explotación frente el de cielo abierto es que no habría necesidad de remover una extensión tan grande de capa vegetal, sólo el tajo de Angostura tenía 200 hectáreas de extensión, donde había presencia de especies nativas y endémicas (exclusivas) del páramo de Santurbán con algún nivel de riesgo o vulnerabilidad.
Sin embargo, la excavación en zona de páramo también generaría impactos en este ecosistema estratégico.
De acuerdo con el Instituto Alexander von Humboldt las condiciones que han llevado a la generación del ecosistema de páramo son procesos que han posibilitado una formación geológica que permite la acumulación de agua, en los llamados colchones de agua y en las corrientes subterráneas que llevan milenios.
“Hay que llevar el mensaje de que el páramo va más allá de su cobertura vegetal, es un ecosistema que no se limita a los frailejonales y pajonales”, señaló Jerónimo Rodríguez, subdirector del instituto von Humboldt.
A lo que añadió “Hay que proteger de manera especial las zonas de recargas de acuíferos (…) intervenir el suelo o el subsuelo implicaría intervenir los procesos de infiltración y recarga de acuíferos”, señaló Rodríguez.
Puente Brugés apunta que un efecto que se puede derivar de la explotación subterránea de minerales es la desestabilización de los suelos, como ocurrió en Potosí.
“Ahora – comenta el experto – cada caso depende del sitio donde se realice, y la tecnología utilizada, no se puede generalizar, de ahí la importancia de estudios ambientales previos bien hechos”
Esperar la propuesta que presente Greystar para extraer el oro de Santurbán es lo que queda. La comunidad de Soto Norte tiene las expectativas en que la empresa pueda sacar adelante el proyecto y superar las objeciones ambientales, mientras que instituciones como el Instituto Humboldt, Fenalco, la Gobernación y la Asamblea de Santander y la Cdmb insisten en que de ninguna manera es posible ningún tipo de explotación en el páramo.
“La sociedad tiene que definir cómo hacer la explotación de su territorio, pero en el tema ambiental hay unos inamovibles, la explotación en páramo es una de ellas”, concluyó Rodríguez.
EXPLOTACIÓN Y BENEFICIO
Hay que aclarar que una cosa es el método de extracción del mineral que hace la empresa, y otra es la manera como se extrae el mineral de la roca.
Es decir, lo que se extrae de la montaña es la roca, y en ella está contenido el oro, se debe hacer la separación del material rico del material estéril.
En el proyecto inicial de Angostura se tenía planteado separar el oro de la roca por medio de dos procesos; de lixiviación y flotación.
La mayoría del material se pretendía procesar por medio de la lixiviación con la construcción de dos pilas llamadas Páez y Angostura, ubicadas en las cabeceras de dos quebradas que llevan el mismo nombre en el ecosistema de páramo.
Según lo explicó a este diario el día de la audiencia pública el ingeniero geotécnico Denis Parra, uno de los que participó en el diseño de las pilas de lixiviación, reubicar estas pilas en otro sitio es muy difícil.
El experto explicó que para construir una pila se necesita un terreno plano, y para la cantidad de material que se requiere manejar el único terreno apto son los dos planteados en el proyecto Angostura.
Ahora bien las pilas podrían estar lejos de la zona de extracción, en Suratá o en Bucaramanga, pero, según explicó el mismo ingeniero, ello elevaría mucho los gastos y pondría en riesgo la viabilidad financiera del proyecto e incluso conllevaría más riesgos por el hecho de tener que transportar tantas cantidades a tan larga distancia.En ese caso la empresa tendría que pensar en un proceso a menor escala u otro método de procesamiento de la roca.
Tomado de: www.vanguardia.com